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17 rosendo santa cruz - cuando cae la noche

Cuando cae la noche
Rosendo Santa Cruz
Novela

Santa Cruz, Rosendo. Cuando cae la noche. 1988. Guatemala: Ministerio de cultura y deportes, Editorial Cultura. 90 págs. Colección Narrativa Siglo XX, serie Miguel Ángel Asturias, No. 5. Rústica.

Agotado. Ejemplar único de consulta en Editorial Cultura.










Rosendo Santa Cruz

Nació en Cobán, Alta Verapaz, en 1915. Narrador de influencia criollista. Publicó los libros de cuentos Temas de lumbre (1938) y Ramón Gallardo y otros cuentos (Tipografía Nacional, 1944); y la novela Cuando cae la noche (Tipografía Nacional, 1943 y 2001; Ed. Cultura, 1988). Falleció en 1945.
Sobre «Cuando cae la noche»

Ramiro Montenegro es el héroe de esta novela, publicada por primera vez por Tipografía Nacional en 1943. Descendiente de una familia arraigada a su tierra, luego de llevar una vida vacía y superficial en la capital, hacia donde migró con la intención de estudiar, regresa a la finca donde nació, donde deberá sufrir el pan diario de la vida rural guatemalteca de los años 30 y 40: durísimo trabajo de sol a sol, ruina económica y las permanentes luchas de poder con los prósperos inmigrantes alemanes cafetaleros de la época. De ella el crítico literario Seymour Menton dice en su Historia crítica de la novela guatemalteca (Ed. Universitaria, 1985): "Conforme a la pauta de la novela criollista, la acción de Cuando cae la noche transcurres principalmente en una región rural pero no se limita a un sólo lugar. El escenario más frecuente es una finca de café en la Alta Verapaz, pero el protagonista también actúa en el pueblo cercano de San Miguel Tucurú, en Cobán, la cabecera provinciana, en la ciudad de Guatemala y hasta en el lejano santuario de Esquipulas. [...] Cuando cae la noche queda como una de las primeras novelas criollistas de Guatemala que podría definirse como tal. La exaltación de la naturaleza, de los indios y de las costumbres pueblerina queda incorporada en la trama novelesca. la situación trágica de los finqueros guatemaltecos a partir de 1939 constituye el tema primordial del libro, pero durante los capítulos de en medio, el tema paralelo de los amores de Ramiro llega a amenazar su primacía".



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Ramiro se llegaba al pueblo con frecuencia. Iba derechamente a la fonda del chenco Hilario y procuraba con hábiles argucias ganarse la voluntad de Chusita; porque ya en la sangre sentía ásperas urgencias y su brío juvenil se sentía poderosamente excitado por su belleza tranquila y casta...

Pronto conoció allí a herr Otto, administrador de «Panzal». Era corpulento, sanguíneo, con la cuadrada cabeza pelada al rape. En la frente se destacaba la cicatriz honda de una bala... La recibió —según contaba— en la guerra del 14, en el frente infernal de Verdún. Le recogieron después de un asalto, dándole por muerto... La bala se fraccionó al herirle y le salió por cuatro agujeros abiertos en todo el cráneo. No murió, como se creía inminente... Lucho contra la muerte, con terquedad, con energía netamente germana... ¡y triunfó! Cuando se firmó el armisticio, aún estaba en el hospital de sangre, sin volver al cabal acuerdo de sus facultades mentales: no en balde la bala había pasado destrozando parte delicadas de su masa encefálica... Quedó atontado, lleno de ideas fijas y de delirios que obligaban a veces a los enfermeros a vestirle la camisa de fuerza... Un médico amigo, devoto de las modernas posibilidades de la cirugía mental, le tomó a su cargo, hizo con él atrevidas experiencias y le dejó sano; al menos, prácticamente apto para dedicarse a una vida normal... Fue entonces, y a instancias de compatriotas afincados en las fértiles tierras de Alta Verapaz, cuando vino a Guatemala, empleado por una poderosa compañía alemana dedicada a la siembra y exportación de café... Así apareció en San Miguel Tucurú su rolliza figura de germano auténtico. Quizá por causa de la remansada vida campesina, herr Otto se aficionó al San Jerónimo y llegó a considerarlo superior en todos sentidos a sus negras cervezas de Munich y a sus claros vinos del Rhin. Bebía San Chomo con constancia, con entusiasmo goloso y espléndido... Pero, cuando los vapores del alcohol llegaban a sus maltrechas nervazones cerebrales, sufría verdaderos accesos de locuras; se despertaban en él agresivos sentimientos, desviados instintos, que dormían en su subconsciente desde los tiempos lejanos de los Vikingos...

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